Un ejercicio de empatía

No podría afirmar con exactitud cuándo empecé con esta manía de escribir. Sospecho que este gérmen ya estaría en la adolescencia, época en la que, siendo yo un pelmazo, creía ser de lo más interesante y solamente hablaba de mí.

¿Hacia dónde se dirigen?

Con mi compañera de vida estacionamos el auto y nos acercamos al cuidacoches. mientras le pagábamos la hora de estadía, le pregunté si había algún kiosco cerca.
Antes de darnos las indicaciones pertinentes, en tono solemne, dijo «Hacia dónde se dirigen».

Prejuicio

Después de leer en Facebook un posteo del escritor Jonás Gómez, acerca del rechazo que le genera la poesía autorreferencial, y ver que en uno de los comentarios alguien le recomendó un libro de Ben Lerner titulado El odio a la poesía, me puse a buscar informacion del librito en cuestión. Enseguida encontré una reseña escrita por Victoria Mera y me llamó la atención lo siguiente:

Un caso de la vida real

Los autores de «historias de la vida real», por más impactantes que éstas sean, no pueden pretender que se las reconozca como novela nada más que por haber sido transcriptas con fidelidad. Más bien, lo que suele ocurrir es lo contrario: jurarle absoluta fidelidad a una historia de la vida real es el camino más rápido para alejarse de todo posible tratamiento novelesco.

Nota para el escritorio

«Podría    parecer    que    la    Forma    es    para    nosotros    un    valor    en    sí    mismo, independientemente del grado en que nos enriquece o empobrece. Perfeccionamos el arte  con  pasión,  pero  no  nos  preocupamos  demasiado  por  la  cuestión  de  hasta  qué punto  conserva  todavía  algún  vínculo  con  nosotros.  Cultivamos  la  poesía  sin  prestar atención  al  hecho  de  que  lo bello  no  necesariamente  tiene  que  «favorecernos».  De modo  que  si  queremos  que  la  cultura  no  pierda  todo  contacto  con  el  ser  humano, debemos  interrumpir  de  vez  en  cuando  nuestra  laboriosa  creación  y  comprobar  si  lo que creamos nos expresa».

 

Contra los poetas, Witold Gombrowicz.

Dos mil versos

Aunque de manera rudimentaria, hace un tiempo había escrito acerca del lenguaje poético y ahí contaba por qué sentía la necesidad de animarme cada vez más a intentar la escritura de poesía. Así fue cómo cada día, en la aplicación de notas de mi teléfono, escribí un poema y luego de tres semanas pude ver que ya tenía un conjunto unificado por cierto tono y sentido. A partir de eso, me lancé a escribir unos quince más tratando de mantener el mismo tono, la misma voz, la misma máscara. Tenía, por fin, unos mil versos con unidad de sentido, mi primer poemario.

Zoroastro

Desde hace dos años que de manera esporádica hago posteos en Facebook en nombre de Zoroastro, un Alter ego muy afecto a las sentencias y las afirmaciones de tono acusatorio. Día atrás, al enterarme de que Facebook tiene un sistema de búsqueda con filtros, me dediqué a compilar los que considero los mejores posteos de esta voz tan parecida a un trueno y armé un E-book que quiero compartir con el mundo.

Dejo aquí el acceso al mismo → http://bit.ly/2A4RsBR

Espero que te guste.

La búsqueda de una voz propia

Desconfío (hoy, 21 de noviembre de 2017) de la narración en tercera persona. Por el momento no me llevo bien con este tipo de exteriorismo, me aleja de lo medular, de lo que considero importante. Entiendo que este registro es la forma más directa de manipular los decires y acciones de los personajes manteniendo cierta distancia, casi como si fueran seres repelentes o cadáveres en proceso de putrefacción.

La práctica y la responsabilidad

Ahora que logré cierta disciplina para escribir, ocurre que si no lo hago todo empeora. La oscuridad me acecha cuando me aparto del procesador de texto. También he desarrollado un profundo respeto por las letras, al punto de que me molesta cuando escucho a alguien decir que es lo mismo escribir tal cosa que tal otra.

Leónidas Lamborghini

De una entrevista que alguna vez le hicieron a este gigante de la escritura, comparto algunas ideas que a él se le caen como al pasar mientras habla de lo que se le va ocurriendo. No se trata de citas textuales, sino de simples notas acerca de esta locura que es escribir.

El que explica es culpable, pero hay cosas que si no las explicás mueren contigo.

Lo que recorre toda la obra de un escritor es la búsqueda de una voz.